España: El Ministerio de Cultura presenta el Plan de Derechos Culturales
- 23 Jul, 2025

Juana Escudero Méndez.
El pasado día 8 de julio, se presentaba el Plan de Derechos Culturales, resultado de un proceso participativo, que se propone como un mapa, una estrategia y una guía para garantizar que todas las personas puedan participar plenamente en la vida cultural, acceder a ella y transformarla en condiciones de igualdad.
El Plan llama a pensar las políticas culturales en clave de satisfacción de los derechos culturales de la ciudadanía, entendidos como derechos humanos fundamentales, cuya garantía efectiva redunda, además, en un bien común inseparable del bienestar, la democracia y la justicia social.
Las 146 medidas que enuncia el Plan se vertebran en torno a cinco ejes que se afirman como prioridades estratégicas de esta XV legislatura:
1-Garantizar la democracia cultural, eliminando las barreras que se oponen a la participación cultural y promoviendo la participación ciudadana y la vertebración del tejido cultural, una gobernanza cultural, participada y basada en la cogestión y la educación y mediación culturales como garantías de los derechos culturales.
2- Abordar los retos contemporáneos desde la cultura: igualdad de género, pluralidad y diversidad, plurilingüismo, el papel de la cultura en el equilibrio de los territorios y ante el reto demográfico, la sostenibilidad en el marco de la Agenda 2030, el impacto de los derechos culturales en la salud, la innovación y el bienestar, en la memoria democrática y, respecto al entorno digital.
En este punto, el Plan se limita a referir, en relación con el entorno digital y, más concretamente, respecto a los desarrollos de inteligencia artificial (que se sirven de toda la creación existente, sin remunerarla), un “Proceso de consulta y diálogo con el sector cultural sobre IA para construir soluciones conjuntas —tanto regulatorias como no regulatorias— orientadas a proteger los derechos culturales y garantizar una innovación tecnológica justa” (Medida 111).
En un momento de cambio tecnológico decisivo, el Ministerio de Cultura pone en marcha un proceso de escucha activa y diálogo con el sector cultural y creativo para abordar los desafíos que plantea la irrupción de la inteligencia artificial. Articulado a través de reuniones con representantes de todos los sectores implicados, este proceso busca recoger, de forma amplia, diversa y representativa, las preocupaciones, propuestas y prioridades de quienes están en la primera línea de la creación: autores y autoras, artistas, intérpretes y titulares de derechos, reconociendo el amplio consenso existente en torno a la necesidad de que la tecnología esté al servicio de la creación y de la democracia, no de su sustitución ni deterioro. Por ello, este proceso busca construir soluciones compartidas —regulatorias y no regulatorias— orientadas a proteger los derechos culturales y garantizar una innovación tecnológica justa.
Acompañar esta transformación desde un enfoque de derechos es, por tanto, una responsabilidad institucional clave, que debe garantizar que los beneficios se redistribuyan entre todos los agentes de la cadena de valor.
El proceso se guía por tres principios básicos para proteger a los creadores y creadoras frente a prácticas que vulneren los derechos de autor bajo el pretexto del progreso técnico:
- El derecho de autores y autoras a decidir si sus obras pueden o no ser utilizadas para entrenar modelos de IA.
- Una remuneración justa que refleje el valor generado.
- Un sistema de transparencia real y verificable que permita rastrear qué contenidos se usan, cómo y con qué finalidad. Este diálogo es un paso clave para garantizar que el avance de la inteligencia artificial no erosione los derechos culturales, sino que los refuerce.
Llama, por lo demás, la atención que solo en el apartado recién transcrito del Plan y, bajo el titulado “Difusión y preservación de contenidos digitales libres” (M. 112), se nombren los derechos de autor, a propósito, en este último caso, del objetivo de garantizar un acceso libre, seguro y no privativo a contenidos digitales culturales”, proclamando que se fomentará y apoyará el desarrollo de plataformas multilingües que permitan a las personas creadoras almacenar y difundir contenidos licenciados con licencias flexibles y respetuosas con los derechos de autor. En las 210 páginas del Plan, solo se nombran de nuevo al tratar la formación para agentes culturales (M. 127).
3- Promover la sostenibilidad e independencia del ecosistema cultural
Los derechos culturales incluyen también los derechos de quienes trabajan en la cultura, cuya labor es fundamental para la vitalidad, diversidad y riqueza del ecosistema cultural. El Plan afirma la necesidad de mejorar sus condiciones laborales, económicas y de reconocimiento; garantizar marcos justos y sostenibles para su desarrollo; proteger la libertad artística; y fortalecer el tejido profesional, asociativo y sindical.
Este bloque recoge un conjunto de líneas estratégicas que abordan las condiciones estructurales del ecosistema cultural desde una perspectiva integral: dignificación del trabajo y mejora de sus condiciones; protección de la independencia y la libertad artística; adaptación de la Administración a los procesos artísticos y culturales; y refuerzo de sus capacidades mediante formación, cooperación y construcción de redes.
Condiciones de sostenibilidad del trabajo cultural:
Continuar el desarrollo del Estatuto del Artista impulsando, junto con los ministerios competentes, medidas como la reforma fiscal de rentas irregulares, la relación laboral especial y una prestación específica por cese para autónomos culturales (medida 117); adecuación de la contratación pública cultural con el objetivo de promover un modelo de contratación pública adaptado al sector cultural (M. 118); ayudas destinadas a asociaciones profesionales y sindicatos para fortalecer la articulación del tejido cultural profesional, etc.
Aun cuando el Plan reconoce que, en el ámbito profesional, la precariedad continúa siendo un rasgo estructural del sector cultural, donde muchas personas no cuentan con unas condiciones laborales dignas ni una estabilidad mínima, debida, en parte, a la ausencia de marcos adaptados a las especificidades del trabajo cultural, así como a la falta de reconocimiento social del valor que este aporta, no contempla la necesaria tutela de los derechos de propiedad intelectual que, para muchos creadores y creadoras suponen su sustento y la única posibilidad de ostentar una posición mínimamente equilibrada en sus relaciones con quienes explotan y difunden su trabajo.
Independencia del tejido y libertad de creación:
Previsión de un Código de buenas prácticas del Ministerio de Cultura que orienten a las instituciones culturales públicas bajo criterios éticos, de transparencia, respeto a la independencia artística y reconocimiento del trabajo profesional (M. 122); defensa de la libertad artística por el Ministerio de Cultura en casos de censura directa, cancelaciones arbitrarias, etc. (M. 123) y reforma integral de los artículos del Código Penal que afecten al derecho de libertad de expresión y de creación artística junto con el Ministerio de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Corte (M. 124), así como recursos y formación para el fortalecimiento del tejido cultural.
4- Consolidar los derechos culturales como marco de acción pública
5- Articular una administración comprometida con los derechos culturales
6- Financiación
7- Gobernanza y seguimiento: se prevé una evaluación intermedia, en diciembre de 2027, por un equipo consultor externo al Ministerio, y una evaluación final, en junio de 2030.
Fuente: Ministerio de Cultura (Plan de Derechos Culturales).