España: El ministro de cultura presenta el Informe sobre el estado de la Cultura en España 2025, promovido por la Fundación Alternativas

  • 17 Dic, 2025
  • Juana Escudero Méndez
EspañaIndustria MusicalInteligencia ArtificialPolítica culturalPropiedad Intelectual

Instituto Autor

El 10 de diciembre, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, presentaba, en la sede de la Fundación Alternativas, el Informe sobre el estado de la Cultura en España 2025 que, con el subtítulo de Cultura para la paz, es la duodécima entrega de este documento que, cada año desde 2011, analiza, en clave propositiva, la situación de diversos ámbitos y dimensiones de la cultura para, a través de ellos, arrojar un diagnóstico preciso, acompañado de acciones y medidas que adoptar.   

El Informe de 2025 aborda el horizonte de desafíos que atraviesan las sociedades actuales: la crisis del multilateralismo, la aceleración digital y la emergencia que suponen los actuales desafíos geopolíticos y las pujantes «guerras culturales» regresivas.

Así, su índice abarca desde la situación de las políticas públicas para la cultura, la Alfabetización Mediática e Informacional (AMI), el triángulo de la cohesión: salud, cultura y paz; el funcionamiento y consecuencias de la recomendación algorítmica en relación con la diversidad cultural en el streaming mediante el estudio de la experiencia de la Generación Z en España, la educación en derechos culturales para la Cultura de la Paz, los retos del sector musical en 2025, los cambios estructurales en la edición contemporánea, hasta ofrecer una cartografía crítica de las artes vivas en España y Portugal.

Además, como en cada Informe sobre el estado de la Cultura que elabora y edita la Fundación, se incluye una encuesta sobre el estado de la Cultura en España que, en esta ocasión, incorpora un bloque específico dedicado la Inteligencia Artificial como instrumento para impulsar la creatividad y como amenaza para los derechos de las y los creadores.

La directora de proyectos del Instituto Autor, que participa como coautora del primer capítulo del Informe, subraya en él, en relación con el Plan de Derechos Culturales publicado en julio de este año por el Ministerio de Cultura, respecto a los derechos digitales y, más concretamente, respecto a los desarrollos de inteligencia artificial, que se sirven de toda la creación existente sin remunerarla, la apremiante necesidad de garantizar tres principios:

  • El derecho de autores y autoras a prestar o no su consentimiento para que sus obras sean utilizadas para entrenar modelos de IA.
  • Su derecho a una remuneración justa.
  • Un sistema de transparencia real y verificable que permita rastrear qué contenidos se usan, cómo y con qué finalidad.

Asimismo, incide en que, mientras se hace evidente la necesidad urgente de una solución única, armonizada y valiente en la UE, corresponde a los poderes públicos en España asegurar la tutela de los derechos de propiedad intelectual tanto en el entrenamiento de los modelos de inteligencia artificial generativa (IAG), como frente a los resultados que genera y añade: “Es momento de decidir si queremos dejar a los algoritmos y a quienes los programan y explotan el ejercicio de las capacidades más genuinamente humanas que poseemos. Sabemos que la IA generativa encierra un potencial grandioso en campos como el procesamiento y análisis de datos, las ciencias, la tecnología…, y que son muchas las tareas en las que su aporte será monumental en alivio de los seres humanos, pero ¿la creatividad? ¿La reflexión sobre nosotros mismos y el mundo? ¿La belleza? ¿La emoción? ¿La filosofía? ¿La moral? ¿La creación de significado, de valores simbólicos?… ¿También queremos confiárselas a la IA?”.

Finalmente, entre las propuestas formuladas para una regulación justa del fenómeno de la IAG, incluye la introducción, al menos en la legislación española, de una presunción legal de utilización, por parte de los proveedores de sistemas y modelos de IA generativa, de las obras y prestaciones protegidas por derechos de propiedad intelectual que, admitiendo prueba en contrario, tutele en alguna medida a los titulares de derechos, al modo de otros países europeos, que ya están explorando esta posibilidad.

Fuente: Observatorio de Cultura y Comunicación de la Fundación Alternativas

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