EE. UU.: Venta de una pintura desarrollada por un robot integrado con Inteligencia Artificial
- 21 Nov, 2024
Leire Gutiérrez Vázquez.
El 7 de noviembre de 2024, en el marco de una subasta de Sotheby’s Digital Art Sale, se vendió por 1,6 millones de euros un retrato de 2,2 metros de altura del matemático inglés Alan Turing. El cuadro, titulado “A.I. Gold”, fue realizado por el humanoide Ai-Da, un robot que tiene integrados algoritmos con inteligencia artificial. Como informa el sitio web, el robot humanoide Ai-Da “es capaz de dibujar y pintar utilizando cámaras en sus ojos, mediante algoritmos de inteligencia artificial y su brazo robótico”.
Desde su creación en febrero de 2019, ya se han expuesto otras pinturas desarrolladas por el robot, como es el caso de la Universidad de Oxford, donde se presentó de forma individual la pintura “Unsecured Futures”. También, en el seno de las Naciones Unidas, se presentó “AI for Good”.
El arte es una manifestación de la experiencia humana, de las emociones y vivencias de sus creadores. La idea de que una máquina sin conciencia pueda producir obras artísticas deshumaniza el concepto de creatividad y distorsiona el mercado y la industria del arte. La equiparación en valor de una pintura generada por una inteligencia artificial, que previamente ha sido nutrida con creaciones y conocimientos humanos para poder llegar al resultado, no puede permitir la equivalencia de las creaciones elaboradas por los artistas, quienes plasman y trasladan sus conocimientos, vivencias y emociones a sus obras plásticas.
En un mundo donde las tecnologías automatizadas están reemplazando trabajos en diversos sectores, la posibilidad de que un robot pueda generar arte comparable o similar al creado por las personas puede reducir sustancialmente las oportunidades de empleo y, más allá, las posibilidades de desarrollar una trayectoria propia a los artistas emergentes que buscan hacerse un nombre. No se debe olvidar que el propio Convenio de Berna para la Protección de las Obras Literarias y Artísticas, que data de 1886, establece en su artículo 1 que las disposiciones del tratado son “para la protección de los derechos de los autores sobre sus obras literarias y artísticas”. En esta línea, en España, el Real Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de abril, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Propiedad Intelectual (TRLPI), en su artículo 5, reconoce como autor exclusivamente “a la persona natural que crea alguna obra literaria, artística o científica”.
La Unión Europea también expresó, en la Resolución del Parlamento Europeo, de 20 de octubre de 2020, sobre los derechos de propiedad intelectual para el desarrollo de las tecnologías de inteligencia artificial, Considerando J, la importancia de diferenciar entre las creaciones humanas y las creaciones generadas por inteligencia artificial, poniendo en el centro al autor-creador. En esta misma línea, se ha pronunciado el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), al señalar la originalidad como requisito indispensable para la protección de los derechos de autor, no siendo posible otorgar dicha protección a una creación que no haya sido producida por la mente humana. Por ello, el nuevo Reglamento de Inteligencia Artificial, aprobado por el Parlamento Europeo el 14 de marzo de 2024, entre otras obligaciones, exige a los desarrolladores de herramientas de inteligencia artificial transparencia sobre los contenidos con los que se entrena la herramienta, con el objetivo de proteger los derechos de propiedad intelectual de las personas cuyas creaciones han hecho posible la existencia de esos sistemas de inteligencia artificial.
La venta de una pintura generada por un robot con inteligencia artificial, como es el caso de Ai-Da, subraya la importancia de proteger la creatividad humana, reconociendo su carácter único y salvaguardando el derecho de los artistas a ser los protagonistas del proceso creativo. Si bien la inteligencia artificial puede ser una herramienta poderosa para la innovación, su papel debe ser auxiliar o complementario y no reemplazar la contribución humana. De lo contrario, corremos el riesgo de desvalorizar el arte como vehículo de expresión personal y de distorsionar gravemente el mercado, afectando a los artistas que dependen de su trabajo para expresar su voz y sustentar su medio de vida.
Fuentes: ABC (Un retrato de Alan Turing hecho por un robot con IA supera el millón de dólares en subasta), Ai-Da (The world’s first ultra-realistic humanoid robot artista).